-No, déjame-… - ya te pedí perdón-…. – Maar-… - despierta-…
-nooo!!!- desperté gritando exaltadamente… –que paso abuelo?- pregunte.
-eso es lo que yo quisiera saber, porque despertaste tan asustada de esa forma… y que es todo eso que decías- indago.
-bueno, este… yoo…pues, ocurrió algo extraño esta mañana mientras Salí a correr, nada grave claro, tropecé con un… u-una chica y… - alce la mirada y vi el reloj de pared… -mira la hora abuelo se nos está haciendo tarde- logre cortar aquella conversación la cual aun me tenía un poco avergonzada.
-y… a donde se supone que vamos eehh??- pregunte dudosamente mientras bajábamos las escaleras.
-quiero llevarte a conocer mi segundo hogar- dijo felizmente esbozando una sonrisa.
-como que tu segundo hogar??- mis ojos se pusieron como dos enormes platos…
……………………………5 MINUTOS DESPUES….EN EL AUTO…………………………………
Me sentía un poco incomoda con el atuendo que llevaba puesto. El abuelo había logrado convencerme en usar un vestido y unas enormes zapatillas demasiado puntiagudas. Me sentía extraña, ya que era la primera vez que usaba uno… aunque debía admitir que era muy hermoso, pero me era raro decirlo.
Por más que le interrogaba, no lograba hacer que me dijera hacia qué lugar íbamos.
Finalmente estaciono el carro frente a un gran edificio, bajamos del coche y tiro de mi mano seguidamente. Entramos al edificio y caminamos por cada uno de sus enormes pasillos… llevándome hasta un gran y enorme despacho.
--toma asiento, enseguida regreso, iré por unos papeles-
--está bien- asentí… arregle un poco mi cabello que comenzaba a esponjarse
--aun así siempre te veras linda- se escucho una voz. Observe a mí alrededor, pero no hallaba de dónde provenía.
De repente la silla giratoria que se encontraba frente al escritorio comenzó a moverse de un lado a otro.
--quien está ahí!!- me pare un poco asustada… lentamente la silla comenzó a girar a mi dirección, mostrando a aquella persona…
--como se nota que ya me olvidaste tan pronto chiquilla tontuela-
--Michell?... eres tu!!!- mi corazón quedo atónito y en silencio.
--pero como…que haces aquí…digo...nunca pensé verte aquí-
--creí que no me reconocerías enseguida, ahora veo que no me has olvidado- esbozo una enorme sonrisa y me abrazo. Mi corazón comenzó acelerarse inexplicablemente… ¿estaría asustada?... ¿emocionada?... era algo difícil de comprender…
--interrumpo algo- cuestiono alegremente el abuelo cuando entro nuevamente al despacho.
--espero que te haya gustado la primer sorpresa hija- menciono el abuelo.
--pero como… cu-cuando llegaste Michell… porque no me habías dicho que ya estabas aquí en México-
Me sentía tan nerviosa que ya hasta tartamudeaba. Michell era como un hermano para mí. Nos conocíamos desde que éramos pequeños, estudiamos juntos en el jardín de niños, en primaria, secundaria, con excepción de la preparatoria; fue ahí donde nuestra amistad tan cercana dio un giro de 180°.
Recuerdo aquella vez… aquel incidente…del cual, promesas surgieron entre nosotros…
*** Hace 3 años…
Madrid, España
--Es una noche muy hermosa, mira Michell- apunte hacia el cielo, --hasta parece que las estrellas nos aplauden con ese centellear que llevan a ritmo- el cielo estaba demasiado estrellado, algo que no se había visto en mucho tiempo por aquí en Madrid. Al parecer, se habían reunido en el momento indicado, en el cual las veríamos todas juntas por última vez.