"Ángel de tus sueños, Demonio de tus realidades" Cap1

Se dice que para amar; no hay reglas, edad exacta, o un control sentimental y corporal.   Aquel sentimiento que corteja al amor, “la pasión”, es una emoción que impregna el ser completamente… llena tu alma de gozo y placer.   Aun mi cuerpo desconoce aquella palabra… ¿Entonces porque describirle de tal manera sin siquiera sentirla o tener relaciones con alguien?, bueno, tal vez sea por leer tantas historias y novelas románticas, que hasta termino creyendo todas esas locuras y fantasías.

    Cada noche, siempre me desvelo leyendo un buen libro, para mí, siempre es un buen postre después de la cena.   La literatura romántica es mi preferida.  Siempre al término de cada libro, cierro mis ojos e imagino
que soy la protagonista de la historia y revivo cada escena apasionantemente esbozada de aquella novela.  De pocos libros que he leído, con respecto a obras y novelas pasionales, puedo decir que siempre he envidiado algunas cosas.     Como por ejemplo en una escena: en una cálida habitación, en la oscuridad de la noche, se encuentra ella recostada en una suave y hermosa cama, y de repente, se oye un pequeño chillido de la puerta de la habitación abriéndose...una silueta de un hombre se acerca lentamente hasta tomar su cuerpo completamente… pequeños besos y gemidos se escuchan en aquella habitación.   Pero claro, esto solo sucede en los libros e historias fantaseadas.   Aunque  soy de ese tipo de chicas que se adentran y anhelan esta clase de cosas.    Al contrario de esto, mi vida es un total y maldito infierno.   Si mi padre no se hubiera casado nuevamente, si aquella mujer no hubiera llegado a nuestras vidas… No me sentiría tan infeliz como lo soy ahora… si no fuera por Michell, yo no seguiría viva en este reino, no estaría viviendo alado de un testarudo e incrédulo como padre y una interesada y avariciosa como madrastra.

Gracias también a mi Ángel, puedo continuar en esta vida.

***

Hace 9 años, mi madre falleció de tifoidea.  Yo tenía apenas 8 años cuando la vi morir en brazos de mi padre.   Su muerte fue un dolor muy duro que soporte por un largo tiempo, para mi padre lo fue más aun.  1 mes antes de fallecer, en una conversación que pude oír en el vestíbulo, mientras me escondía detrás de las cortinas del mirador, el doctor Keygen le comentaba a mi padre sobre la gravedad de mi madre.   Ellos comenzaron a discutir, incluso podría jurar haberle visto apuntando con un arma en su cabeza al doctor Keygen.    Papa le gritaba, más bien, le exigía y ordenaba que curara a mi madre al precio que fuera.   

El doctor tan solo negaba con la cabeza que ya no podía hacer nada, era demasiado tarde, la enfermedad estaba demasiado avanzada.  Fue entonces en un momento que le oí decir:

 – A su esposa Katherine le resta solo 1 mes de vida--  al escuchar eso, mi cuerpo se congelo totalmente y mi corazón dejo de latir rápidamente por un instante.   Mis ojos se tornaron vidriosos.  Recuerdo haber salido corriendo de ahí, en el camino había tropezado con el jarrón de porcelana, pero eso no me detuvo.    Me fui hasta lo más alto del castillo y me quede tirada en una de las esquinas en la oscuridad de la noche.   Muy pronto mama llegaría al “sueño eterno”, sus días ya estaban contados.   En ese instante sentí que mi mundo se derrumbo por completo, mama no estaría ya mas con nosotros.  Recuerdo que solo movía la cabeza de un lado a otro con negación, aun no quería percibir lo que mis oídos habían escuchado.

  El amaba mucho a mi madre y ella a él.  Un día, ambos me habían contado que antes, su amor siempre fue rechazado por todo el pueblo de Moonrich, donde vivieron anteriormente.   Mi padre que pertenecía a un reino demasiado influyente y que gobernaba al pueblo, se enamoro de mi madre quien pertenecía a una familia del mismo linaje y de la misma clase.   Tan solo el único error, fue enamorarse uno al otro del reino enemigo.

Aquellos paseos familiares, sus pequeñas risas que siempre me gustaban oír, sus historias y relatos… los  cuentos que por las noches siempre le gustaba contarme, los días de alegría… todo eso se acabaría muy pronto…

El ruido de unos pasos, poco a poco se hicieron escuchar por el pasillo.  Pude sentir que alguien venia sobre mí, pero en esos momentos no me importaba nada,  más que mi propia tristeza y soledad.   Incluso se paro justo frente a mí, aunque yo no alce la mirada, tal vez por miedo, cobardía u orgullo a no verme de esta forma.

-- porque… porque mami se tiene que morir papi--  tenía la certeza de que era mi padre quien estaba enfrente mío.

-- toda alma bondadosa siempre va al cielo pequeña…yo se que tu madre te seguirá viendo y cuidando desde el cielo.  Yo he venido a la tierra a cuidar de ti--  detuve mi llanto por un momento.  Esa voz definitivamente no era la de mi padre.  Juraría haber oído esa voz del cielo en algunos de mis sueños.  Fue ahí entonces cuando levante la mirada.

--¿quien eres?--  le pregunte.  No podía verle bien, las lágrimas en mis ojos no dejaban contemplar aquel ser.  No contesto a mi pregunta.  Me dio un pañuelo para secar mis ojos y pude verle con detenimiento.  Me parecía ya a verlo visto antes, pero no estaba muy segura.

-- es acaso que ya no me recuerda pequeña--  musitó sujetando mis manos.  Fue ahí cuando mi mente se abrió a los recuerdos de mis sueños.

-- tú… tú eres--

-- si pequeña… soy el Ángel de tus sueños--  dijo con una hermosa sonrisa dibujada en su rostro.

 Siempre tenía sueños, en donde un misterioso Ángel aparecía.  Aquellos sueños eran fantasías recreadas de los libros que mi madre me contaba cada noche antes de dormir.  Nunca imaginaba que el Ángel de mis sueños pudiera estar en el mundo real.   

Con sus hermosas alas, con su bella sonrisa, con esos ojos color marrón, vestido con un pantalón de cuero negro, una camisa manga larga blanca y unas botas negras que le llegaban hasta las rodillas.   Se arrodillo y extendió sus brazos para recibirme entre ellos.

--mi ángel… Bill, estas aquí –  lo abrace fuertemente.  Me pego contra su pecho, abrazándome con sus   manos, rodeándome y acurrucándome entre sus alas.   El Ángel de mis sueños estaba aquí conmigo, en los momentos que mas necesitaba de su compañía.

--mama se irá al cielo Bill… yo no quiero… no dejes que se vaya --  dije entre llanto.

--yo no puedo hacer nada pequeña, en la vida solo mandan dos: el destino y el ángel de las tinieblas--

--no me dejes tu tampoco, quédate aquí conmigo--  le mire a los ojos suplicando su estancia a mi lado.

--no, yo nunca te dejaría… y menos en momentos como estos--…

--regrese para quedarme a tu lado, cuidándote… siempre estaré contigo--  seco mis lagrimas con sus pulgares y beso mi frente…

***

Salí al jardín a tomar un poco de aire.  Estar dentro del castillo me sofocaba por completo.  El jardín era el sitio más lejos que podía estar de mi habitación, ya que no se me tenía permitido salir fuera del castillo, a menos que fuera en compañía de mi padre o de mi inútil madrastra.

Este lugar se había convertido en un sitio tan obscuro con su presencia, que incluso el agua del manantial se le veía más hermosa y clara ante esto.  La única área con vida, color y fuerza era el jardín, que gracias a mi madre hoy en día, es lo que más adoro de este horrendo lugar.  A  ella le gustaban mucho las flores, en especial las rosas igual que a mí.  Recuerdo que ella todas las mañanas venia a este lugar como yo lo hago ahora.  Les tenía mucho cariño y amor.  Incluso se sabía el nombre de cada flor y su significado en la vida. 

El jardín es el sitio más preciado para mí, ya que en cada flor veo la sonrisa y el rostro de mi madre.

-- Buenos días…estas aquí tan temprano como siempre pequeña--  Bill había llegado. Aquel hermoso Ángel, con esos ojos color marrón tan deslumbrantes  y centelleantes.  Tocando las flores con solo pequeños roces, revivía aquellas que ya se encontraban marchitas. 

-- buenos días Bill…-- le respondí con una sonrisa… -- y tu como siempre llegas al lugar y momento indicado-…