Nota Importante:

Los 3 asteriscos contenidos en algunos capitulos o one shoots, indican: Inicio y Fin de algun recuerdo...

"Ángel de tus sueños, Demonio de tus realidades" - Prologo



Me encuentro en el crepúsculo de lo más alto del castillo.   Mirando la luna, desde lo obscuro, ocultarse detrás de aquellas nubes negras que se esparcen en el cielo.   Una lágrima corrió por mi mejilla  acompañada por un suspiro proveniente de mis labios.
 
-¿Por qué lloras ahora Mar?-  escuche una alegación masculina tras de mí y mi corazón se acelero, reconocí esa voz inmediatamente, gire y corrí para abrazarle aferrándome fuertemente a él.   No me importo el andar con tan cansadas zapatillas y el enorme vestido, el cual alce con ambas manos para llegar hasta sus brazos.
–Sabes que no me gusta verte sufrir así, tu dolor es mi dolor-  expresó con tal tristeza como si me comprendiera o se pusiera en mi lugar.   Me abrazo enérgicamente contra su cuerpo
depositando en mi frente un delicado beso.   Entre sus brazos me sentía protegida, a salvo de toda tristeza.  Él era el único que podía serenar todo este dolor y sufrimiento en mi alma.   Con quien podía contar cuando tenía algún problema o disgusto… siempre recurría a mi hermano… Michell.
-- ya no puedo más con esto Michell--…--no se cuanto más podre soportar el estar a su lado- exclame en un tono desesperante apartándome de él, caminando de izquierda a derecha por el pasillo y sujetando mi cabeza.
-- entonces no lo hagas hermana-- dijo en voz muy leve y cruzando los brazos.
-- ¿tú crees que si eso fuera fácil para mí, no lo habría hecho desde un principio?--  cuestione, deteniendo mi caminar, tornándose mis ojos vidriosos.
-- esto es un dictamen de mi padre, una orden… una obligación que debo cumplir—referí a mi cuestión. 
-- debo obedecer… mas por mi padre, el reino…. Y el honor— finalice, bajando la cabeza y desvaneciéndome poco a poco hasta tocar el suelo.  En ese momento me sentí muy pequeña, frágil… más frágil que nunca.  Mis manos tocaron el suelo frio y poco a poco mis dedos formaron puños.
--Mar, por favor… al diablo con todo eso sabes--  refunfuño con tal enojo levantándome vigorosamente por los brazos y zarandeándome levemente.  Sabía que no lo hacía con la intención de dañarme o lastimarme.  Me tomo por el mentón, llevando mi rostro hasta encontrarse con el suyo.
--deja de pensar un momento en los demás quieres?,  Qué hay de tu felicidad… no te condenes a la perdición… no te encadenes a un amor que jamás podrás corresponder--. Exclamó, penetrando mis ojos con  esa suave y delicada mirada.

Sabía que todo lo que decía, era total y absoluta razón.  Debía tomar mis propias decisiones, mi propio camino, mi propio destino, pero, ¿Cómo hacerlo?, teniendo ahora un padre tan estricto y demasiado creyente al honor, y una madrastra que solo es avariciosa, engreída y egoísta.  Solo mi hermano, era el único que estaba de mi lado.   No estaba de acuerdo, ni apoyaba mi matrimonio.

-- Y como puedo zafarme de esto Michell… dime…mi vida esta predestinada al infierno--  musite con lágrimas en los ojos que después el seco con las llemas de sus dedos pulgares.
-- haz lo que dicte tu corazón hermana--  siseo, tomando mi mano derecha, colocándola sobre mi pecho y luego sobre el suyo. 
-- el alma sabe lo que te hará feliz— dijo, susurrándome al oído, cosa que fue demasiado extraña para mí.  ¿Acaso sabia el gran secreto que guardaba en mi corazón?, o solo era otra loca confusión mía.
--Mi… Michell— murmure con vital nerviosismo al sentir su aliento tan cerca de mí… pero aun más extraño, recorrió mi cuello con sus finos y fríos labios hasta llegar a mi mejilla y depositar un beso.
-- por que hiciste eso? – delibere, mi rostro estaba ruborizado y poco a poco perdía mi voz debido a la gran emoción que sentía en mi corazón.   Mi hermano sin responder; solo acaricio mi mejilla, beso mi mano y se retiro del sitio.  Dejando mi duda intacta, permanecí nuevamente sola en el ocaso.  Ya no puedo aguantar más este secreto…no podre seguir ocultándolo ya mas.  Sus cercanías me matan y son anhelos demasiado grandes para mí.   Michell…buscare la felicidad a lado del hombre que en realidad amo… seguiré los dictámenes del corazón, tomare mis propias decisiones, no dejare que ya nadie más manipule mi vida… aunque  no sé si estaré consumiendo la fruta prohibida o será un gran pecado que siempre llevare conmigo.

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