Nota Importante:

Los 3 asteriscos contenidos en algunos capitulos o one shoots, indican: Inicio y Fin de algun recuerdo...

"Un Amor Extrañamente Ideal" Cap1.



6:55 p.m.
Llegue en un taxi a casa de mis abuelos,  en la ciudad de México.   Lo primero que observe fue su belleza exterior; una casa de dos pisos, color rosa pastel, con estampados color blanco dibujados en su alrededor, un hermoso  jardín al frente, y en este, cientos de rosas y flores de todos colores.  –Gracias, y quédese con el cambio- dije al taxista mientras ayudaba a bajar mi equipaje del maletero, para después ver como éste se marchaba a seguir con su rutina diaria.  Suspire profunda y delicadamente... a mi olfato llego aquel olor fresco a rosas recién cultivadas… una increíble sensación de paz impregno mi ser por completo.  El venir a México y estar con mis abuelos me hizo sentir en realidad como estar en mi verdadero hogar.   Algo en mi alma decía que aquí era donde yo debería pertenecer.

--como me gustaría que hubiera como estas en casa- musite de cuclillas,
humectando mi olfato con un deleitable olor de aquella rosa roja en mis manos.   Al pasar mis dedos sobre otra rosa, vi como ésta se deshojo en mis manos.   – ¿puedes ser tan frágil con  solo un pequeño rose?- me cuestione observando los pétalos en mi palma.
Si… una rosa es; como un humano, un alma…  o más bien;  una mujer en todos los aspectos;   es hermosa, suave, brillante y sobre todo; frágil…demasiado frágil…siempre tiene una rica fragancia, pero,  igual que la mujer, la rosa puede perder todas sus virtudes con tan solo destruir y descuidar el más mínimo sentir sobre ella.    

–Ustedes hacen de la mujer y el amor algo maravilloso- dije, oliéndolas nuevamente, y deje caer los pétalos de rosas de mis manos, desvaneciéndose estos sobre el pavimento.
–Algo tenemos mucho en común abuela- dije mientras me ponía de pie y tomaba mis maletas… - a ambas nos gustan las flores-.

Finalmente me coloque justo delante de la gran puerta.   Cerré mis ojos con vital nerviosismo,  al mismo tiempo que tragaba saliva que viajo por mi garganta.   Ya hacia mucho tiempo, más bien años, que no los había visitado sino hasta hoy.   Por un largo periodo había perdido contacto con ellos.   Mi madre me contó hace mucho, que hubo un momento en el cual nosotros vivimos con mis abuelos… que tan solo estuvimos con ellos por 4 años y 2 meses, mi edad exacta en ese entonces, para después irnos a vivir a nuestro propio hogar a las afueras de Madrid, España.   Yo sin entender aún el porque cortar toda comunicación con ellos, mi madre, hasta el día de hoy no me ha querido decir el motivo de tal porque, ya que cada que la cuestiono sobre ello, siempre termina por cambiarme de conversación.    Mis leves sospechas de que algo me oculta, siempre han existido desde la primera vez que le pregunte… tal vez no sea algo de mucha importancia… tal vez, este esperando el momento adecuado a confesarme… o será capaz de llevar consigo el secreto a la tumba.  La única información que obtuve de ella, fue el saber que mis abuelos aun seguían viviendo aquí en México.

Me digne a tocar el timbre - Tin, tin- el cual se hizo sonar inmediatamente.  La perilla giro lentamente y la puerta se abrió… encontrándome con un rostro envejecido por el paso de los años, con una tez blanca como la nieva y pequeñas manchitas que vestían aquella piel en sus delicadas manos.
-dios mío, no puedo creer que seas tu- …-tanto tiempo sin verte- … dijo aquella alma senil en un hilo de emoción, abalanzándose hacia mi, me estrujo contra su cuerpo con un gran abrazo y miles de besos en la frente… en sus ojos vislumbrantes, pequeñas lagrimas comenzaron a deslizarse y viajar por su mejilla.   No me pude contener a tal desasosiego, mis ojos se tornaron vidriosos y,  al cerrarlos, una lágrima se me escapo. 
-también te extrañe abuela-…-me alegro mucho de volver a verlos…a ti y a mi abuelo- alegué abrazándola aun mas fuerte mientras aquella lagrima habito en mis labios.

De repente apareció el abuelo delante de mí…- Mar… mi nieta…si eres tu- dijo repentinamente… mi abuela se hizo a un lado para yo poder abrazarlo…-pensé que jamás volveríamos a verte hija-…-pasa, estas en tu casa- dijo mi abuelo.

- sí, gracias…solo deja tomo mis male…- referí cortadamente al ver como aquella chica tomo mis valijas y subió por las escaleras.
- no te preocupes, ella es blanca, la encargada del aseo, las lleva a tu respectiva habitación- explico felizmente el abuelo.
- vallamos por un poco de té a la cocina querida – dijo ella mirándome, al instante que sus hoyuelos se hicieron notar en sus mejillas por aquella sonrisilla dibujada en su rostro.
- vayan ustedes, yo en un momento les alcanzo…debo ir por la cámara y unos papeles a mi despacho – dijo alejándose de nosotras.  Al parecer, mi abuelo era un señor muy ocupado, pero,  no me parecía correcto, o más bien, no era lo indicado a hacer en este momento, ya que yo acababa de llegar de un largo viaje, y volvía desde tan lejos para verlos después de tantos años.

-- ¿siempre es así abuela?- me dirigí a ella con mucha interrogancia. 
– si hija, es un hábito muy cotidiano de su parte- respondió un poco nostálgicamente con la mirada hacia abajo colocando su mano derecha en mi antebrazo, mientras pedí a blanca que mejor ella preparara el té para nosotras.  --su empresa es una de las más importantes de esta ciudad, tiene que estar muy al pendiente de ella, Por eso siempre está ocupado-.
 --pero… ¿no cree que ya está demasiado viejo para seguir en eso?, a sus 55 años, ya no es bueno que haga esas cosas.
–si lo sé hija, yo he hablado con él sobre eso pero siempre me responde con un “No, nunca”, y además el siempre me dice que si deja la empresa quien se encargara de ello de la manera en que él lo hace.
--Podría contratar a una persona de confianza y con carácter firma para eso, no cree abuela-- aludí en un tono inmediato.
--sabe que, yo hablare con mi abuelo con respecto a este asunto, solo espero poder convencerlo—finalice con un pequeño gesto en mi rostro. 

Subimos por las escaleras, paso tras paso y con mucho cuidado la sujete e hice que se aferrara mas a mi antebrazo, eran tanto los años y la distancia de ella, que hasta tenía miedo de perderla con tan solo un leve tropiezo, el mas mínimo golpe que le ocurriera iba a ser el más grande para mí.   Ahora más que nada voy a estar junto a ella, apoyándola.

--ven, entremos a esta habitación, quiero mostrarte algo muy especial- dijo detenidamente con la voz un poco agitada por el cansancio que provoco aquellas subidas.
--yo misma la he ido redecorando poco a poco con el pasar de los años--… -- tu abuelo y yo siempre venimos a este sitio, bueno en los tiempo que él tiene libre, pasamos cada segundo recordándolas; a tu madre, a Vanesa y a ti.
--permiso, perdón por la interrupción, les traigo el té—intervino blanca.  Quien por cierto se le veía que era una chica muy bonita, simpática, muy amable y trabajadora. – aquí tiene su té señora --…. --señorita Rosell, su te…y bienvenida—expreso la sirvienta cordialmente…-- gracias blanca – le respondí dulcemente y ella se retiro.

--es muy amable la chica-- aludí, dando pequeños soplidos al humo del café. – ¿de dónde es abuela?-.
-- bueno, ella es de San Luis Potosí, la conocí allí mismo, en una finca --… -- hace ya más de 3 años que trabaja aquí para nosotros--.
-- pero, ¿y no tiene padres? – cuestione.
--si, alguna vez los tuvo-- dijo dando un suspiro. – Solo que ellos murieron en un accidente cuando ella era muy pequeña--.
--pobre blanca, debió a ver sufrido mucho cuando se entero de lo de sus padres-- musite con pena--.
--si, ella sufrió mucho, pero ya no quiero hablar sobre esto quieres-- finalizo, casi a punto de soltar una lagrima.
--está bien abuela, veo que hablar de ello te pone mal, y es lo que menos quiero hacer-- ya no seguí con el debido tema, notaba que a ella le hacía daño la situación de blanca, me indignaba el saber ¿Por qué?... –te quedo muy bonito el decorado de esta habitación – alegue, cambiando la anterior conversación.
--si verdad-- contesto ella con una sonrisa olvidando todo lo anterior.  – Lo mejor de esta habitación es, que aunque siempre estuvieron a distancia de nosotros, es como si nunca se hubieran ido de esta casa-- musito con llanto.
-- pero no llores abuela, ya no mas, yo estoy aquí contigo, en unos días vendrá Vanesa también aquí, estaremos juntas nuevamente-- la abrase fuertemente contra mi pecho y di un suspiro.
-- ¿quieres mucho a tu hermana Vanesa verdad Mar?--  pregunto ella.
-- si, abuela.-- conteste… -- yo no sé qué sería de mi vida sin ella, estoy tan acostumbrada a Vanesa, que incluso la protejo de todo y de todos--.
-- eso es bueno Mar, que las quieras mucho, el saberlo me alegra el corazón-- cito, secando las lagrimas de su rostro.
-- eres como su segunda madre – concluyo ella con una sonrisilla en su rostro.
--pues… algo así—finalice alegremente y ambas echamos a reír.


El estar en este lugar, me hacia sentir una emoción muy grande en el corazón, como si este fuera una habitación muy especial para mí, la verdad sí que lo era.    A mi mente intentaban llegar algunos recuerdos, los cuales no lograba diferir, ya que me eran poco borrosos.    Mirando en todo su alrededor, me percate de cada cuadro que colgaba en cada una de sus paredes, en todas las fotografías estábamos mi hermana Vanesa y yo, alguna que otra de mama también, pero no más que de nosotras.   En el campo, en el jardín, en el parque y en muchos otros lugares, todas esas fotografías eran de  cuando éramos pequeñitas.  Solo una de ellas, llamo demasiado mi atención.  Aquella imagen estaba apartada de todas las otras, en el rincón de la habitación.  Di un sorbo a mi café y me acerque hasta donde estaba el recuadro.  La fotografía era de una mujer; cabello rubio, complexión delgada, labios muy finos color cereza, ojos cafés y un tono de piel tan blanca como la nieve.    Mi curiosidad aumento, al notar que en sus manos sostenía unas hojas con dibujos hechos a mano.  Definitivamente ella no era mi madre, pero teníamos el mismo gusto por el arte.

-- ¿Quien es ella abuela?--  pregunte un poco confundida.
-- e-e-ella…-- su voz se precisó un poco extraña y su rostro notaba perplejidad.  No hizo más que llevar nuevamente la taza de té a sus labios.

No hay comentarios: